La evidencia científica ha demostrado que las personas con TNF presentan con mayor frecuencia síntomas funcionales en otras partes del cuerpo. Estos pueden incluir:
A veces, esto refleja una vulnerabilidad intrínseca a estos síntomas, con diferentes síntomas que aparecen y desaparecen desde finales de la adolescencia o adulto joven. Aunque no siempre es así. Se puede tener cualquiera de los síntomas funcionales descritos en este sitio web de forma aislada o se puede estar muy sano durante 40 ó 50 años y luego tener muchos síntomas funcionales aunque nunca se hayan tenido antes.
Pero puede ser útil saber que, si acude a su médico de cabecera o a diferentes especialistas con muchos síntomas diferentes y “todas las pruebas salen normales”, pueden ser síntomas funcionales, no estás solo/a y estos trastornos son reales y muchos médicos los sabemos reconocer.
Los síntomas y trastornos funcionales suelen afectar a varias partes del cuerpo. Es muy frecuente que los pacientes reciban múltiples diagnósticos distintos, pero pueden considerarse parte de una misma enfermedad con distintas manifestaciones. Es recomendable leer sobre esta asociación en comorbilidad con otros trastornos funcionales. Esta web ayuda a “unir los puntos” entre las diferentes especialidades que tienden a pensar sólo en sus condiciones. Obviamente, es importante que los diagnósticos que figuran a continuación sean realizados por un profesional cualificado. No dé por sentado que padece estas enfermedades sólo porque tenga un TNF.
Vamos a hablar de otros trastornos funcionales no comentados en otros apartados.
Este trastorno común suele presentarse con hinchazón o dolor abdominal asociado a épocas de estreñimiento y/o diarrea. Junto con otros problemas abdominales funcionales, representa entre un tercio y la mitad de todos los pacientes atendidos en las consultas de gastroenterología de los hospitales. Los gastroenterólogos consideran el SII como un verdadero problema causado por un trastorno en la función del tracto gastrointestinal. El mecanismo en que se basa esta enfermedad es una alteraciones del control nervioso del intestino por parte del cerebro.
Los criterios diagnósticos del síndrome del intestino irritable son:
Al menos 3 meses, con inicio al menos 6 meses antes, de dolor o malestar abdominal recurrente asociado con 2 o más de los siguientes:
Se da cuando las personas tienen síntomas de acidez o indigestión pero no se puede encontrar nada que explique los síntomas con una cámara (endoscopia) u otras pruebas. Los especialistas gastrointestinales definen la dispepsia funcional como:
Al menos 3 meses, con inicio al menos 6 meses antes, de 1 o más de los siguientes:
En las mujeres con síntomas neurológicos funcionales hay un aumento llamativo de la frecuencia de problemas ginecológicos previos. Esto puede incluir:
Como consecuencia de estos síntomas, la tasa de histerectomía (extirpación del útero) es mucho mayor en las pacientes con TNF que en la población general.
Aunque existe una clara asociación con estos problemas ginecológicos, no se sabe con claridad qué hay detrás de ella. La vulnerabilidad a padecer síntomas y síndromes de dolor crónico puede ser importante. Es posible que algunas causas del dolor pélvico, como la endometriosis, supongan un desencadenante y creen las condiciones para desarrollar un dolor crónico posterior.
Lo más útil es saber que si tienes antecedentes de problemas ginecológicos y ahora padeces un TNF, puede que no se trate de una mera coincidencia.
Los hombres con síntomas neurológicos funcionales también son probablemente más propensos a desarrollar dolor testicular, aunque la evidencia científica al respecto es más reducida.
Cuando una persona acude a una consulta de dolor torácico, alrededor de un tercio de los pacientes no presenta ninguna enfermedad coronaria, de estómago o de garganta ni ninguna otra causa reconocida de dolor. Sin embargo, su dolor es muy real, puede ser recurrente y atemorizante, ya que parece como si tuvieran síntomas de angina de pecho o infarto de carazón.
A menudo, esta presentación se denomina “dolor torácico atípico”. Se trata de otro síntoma funcional que puede considerarse un síndrome de dolor que afecta al tórax (véase dolor). El dolor en el pecho puede ser alarmante. Además, la alarma, en forma de ansiedad aguda grave (llamada pánico), suele provocar una sensación de opresión torácica. Así que es fácil ver cómo estas dos afecciones pueden relacionarse y empeorarse mutuamente en un círculo vicioso.
Es importante decir que muchas personas con dolor torácico atípico no están tan ansiosas y no sienten pánico.
Las personas con respiración disfuncional (respiración demasiado rápida y/o profunda) pueden presentar una serie de síntomas neurológicos, como mareos, hormigueos en extremidades y en el cuero cabelludo, bostezos, cansancio y disnea. Las personas con respiración disfuncional suelen notar que les falta el aire o que hacen “suspiros”. Los pacientes pueden tener un nivel bajo de dióxido de carbono (CO2) en el torrente sanguíneo por respirar demasiado, lo que agrava los síntomas, y normalmente el controlar esta respiración hace que el CO2 se normalice en cuestión de minutos y los síntomas mejoren.
El tratamiento diseñado para mejorar la respiración, a veces denominado reentrenamiento respiratorio, puede ser muy útil para mejorar estos y muchos otros síntomas.
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