Una mioclonía es una sacudida brusca de una o varias partes del cuerpo. Las mioclonías pueden aparecer en muchas enfermedades neurológicas, pero también aparecen en personas sin enfermedad. Ejemplos de mioclonías normales son el hipo (mioclonía de la respiración), las mioclonías del sueño (sacudidas cuando me estoy quedando durmiendo) e incluso un susto provoda una mioclonía de todo el cuerpo.
Existen enfermedades neurológicas que pueden provocar mioclonías. Pero las mioclonías funcionales se producen por un mal funcionamente del cerebro, sin que exista una enfermedad degenerativa ni estructural de base. No obstante, suelen constituir un sacudidas frecuentes que son incapacitantes para quien las padece.
Puede haber mioclonías funcionales en los brazos, las piernas o, con bastante frecuencia, sacudidas en todo el cuerpo. Los movimientos no se pueden controlar (es decir, son involuntarios).
La mioclonía funcional suele comenzar de forma repentina (en aproximadamente dos tercios de los casos), pero puede ser de inicio gradual. Pueden desarrollarse como un TNF con alguno de los siguientes desencadenantes, si bien en muchos casos no existe un factor desencadenante claro.
El diagnóstico de las mioclonías funcionales suele realizarlo un neurólogo. Puede ser un diagnóstico difícil porque requiere un conocimiento experto de toda la gama de mioclonías debidas otras enfermedades neurológicas, muchas de las cuales pueden ser inusuales. Como todos los trastornos del movimiento funcional, el diagnóstico se basa en hallar signos positivos en la exploración que confirmen el diagnóstico. Los siguientes son algunos signos que debe buscar un neurólogo para diagnosticar una mioclonía funcional:
Más de la mitad de los pacientes con mioclonía funcional describen síntomas de “aviso” antes de algunas de sus sacudidas. Éstos pueden durar sólo segundos o a veces minutos. Algunos pacientes describen una sensación creciente de tensión que, de algún modo, la sacudida elimina o alivia temporalmente. Es importante decir que estos pacientes no quieren tener la sacudida (es involuntaria), pero ésta a veces alivia paradójicamente esa sensación de malestar. Comprender esto puede ser útil en el tratamiento.
Si no recibes ninguna “señal de aviso” antes de la mioclonía, no te desanimes. No se observa en todas las personas con mioclonía funcional.
Echa un vistazo a las páginas sobre el tratamiento, pero aquí tienes algunos puntos específicos.
Lo primero es comprender el diangóstico y confiar en que es correcto. Si no es así, será difícil poner en práctica las técnicas de rehabilitación que aquí se proponen. Si no crees que tienes mioclonía funcional, debes analizar en qué se basa el diagnóstico. Deberías tener algunas de las características clínicas descritas anteriormente. Si las tienes, ¿por qué no confías en el diagnóstico que te han dado? No es necesario estar estresado para padecer mioclonía funcional. De hecho, la mioclonía funcional suele ser más evidente cuando las personas están relajadas o no piensan en nada en particular. ¿Quizás rechazaste el diagnóstico porque el médico te sugirió que estaba “relacionado con el estrés”? Puede que haya habido un malentendido si ese fue el caso. Sabemos que muchos pacientes con mioclonía funcional sí tienen estrés como factor de susceptibilidad para desarrollar o factor de empeoramiento de sus síntomas, pero muchos no. Por lo tanto, el hecho de que hayas estado estresado/a no es relevante para el diagnóstico.
Si aún así tu médico establece que tienes un trastorno del movimiento “exclusivamente relacionado con el estrés”, te recomendamos que busques a algún otro neurólogo con especial interés por los Trastornos Neurológicos Funcionales.
El tratamiento de las mioclonías funcionales es bastante difícil. Por lo general, el problema existe desde hace tiempo y se ha convertido en un “hábito” que el cerebro ha adquirido. Puede que merezca la pena tener en cuenta lo siguiente:
Las fasciculaciones son movimientos muy diminutos de los músculos, que se sienten como un “gusanillo por debajo de la piel”. En ocasiones apenas se ven con el ojo humano, pero en otras sí son perfectamente visibles. La causa más frecuente de fasciculaciones son las benignas, que no traducen ninguna enfermedad subyacente y pueden aumentar en condiciones de falta de sueño, estrés o estimulantes como la cafeína. La más típica es la del párpado. queños tics de vez en cuando, sobre todo alrededor del ojo y en los dedos. Estos espasmos son tan comunes que experimentarlos ocasionalmente es normal.
Las fasciculaciones benignas no suelen considerarse un trastorno funcional, pero causan preocupación y pueden coexistir con algunos de los TNF descritos en esta web, razón por la cual las mencionamos. Sin embargo, algunas personas experimentan cada vez más fasciculaciones musculares, hasta que aparecen en varias partes del cuerpo y durante la mayor parte del tiempo. Esto puede provocar una ansiedad comprensible sobre la causa de los síntomas, lo que a su vez empeora aún más las fasciculaciones.
Se sabe que este tipo de fasciculaciones benignas generalizadas son más frecuentes en estudiantes de medicina y médicos que, al desarrollar estos síntomas, temen padecer una enfermedad degenerativa motora conocida como ELA. Pero, a diferencia de las fasciculaciones benignas, la ELA va acompañada de otros síntomas.
Al igual que ocurre con los síntomas funcionales, saber cuál es el diagnóstico puede ayudar a que se resuelvan espontáneamente.
Este es un artículo escrito por un médico que experimentó fasciculaciones benignas y ansiedad por la salud que posteriormente se resolvieron con tratamiento.
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