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Tratamiento de las crisis funcionales

…Durante el ataque pierdes el control de tu cuerpo. El objetivo del tratamiento es encontrar estrategias que te ayuden a recuperar el control…

Teniendo en cuenta lo comunes que son los ataques disociativos, es realmente sorprendente lo poco que se ha investigado sobre cuáles son los mejores tratamientos para los pacientes con estos trastornos funcionales.

Pero en los últimos años ha habido algunos avances en este campo. Esta sección se basa en esa investigación, pero también en la propia experiencia de los autores al intentar ayudar a muchos cientos de pacientes a mejorar.

Si aún no los ha leído, eche un vistazo a estas secciones antes de seguir leyendo:

  1. Crisis disociativas. Es muy importante comprender que este tipo de ataques son frecuentes, no significan que te estés volviendo loco o “perdiendo la cabeza”, no provocan lesiones físicas graves y son potencialmente reversibles sin necesidad de medicación.
  2. Entender el TNF. Es esencial que sientas que el médico ha estudiado tu caso adecuadamente y ha llegado a un diagnóstico correcto. Y es fundamental entender en qué consiste esto.
  3. Terapia psicológica. Si tu médico te ha remitido a un psicólogo, quizá te preguntes por qué. Lee esta sección para comprenderlo.

Aprender a reconocer los síntomas de aviso…

La mayoría de los pacientes con crisis disociativas tienen un “aviso” antes de las crisis, pero no siempre, y a menudo es breve, de unos pocos segundos. La mayoría de pacientes tienen esta “advertencia”, solo que son incapaces de recordarla después del ataque. A veces, un amigo o familiar se da cuenta de esa señar de aviso antes que el propio paciente. No obstante, algunos pacientes nunca tienen una advertencia y nunca son conscientes de ella.

Pero aprender a reconocer los síntomas de aviso, si se puede, es un factor clave para aprender a controlar estas crisis.

Durante la crisis pierdes el control de tu cuerpo. El objetivo del tratamiento es encontrar estrategias que te ayuden a recuperar el control.

Varios estudios de pacientes con crisis funcionales han demostrado qué tipo de síntomas pueden presentar en esta fase de alerta. Demostraron que los siguientes síntomas son comunes justo antes de muchas crisis funcionales:

Todos ellos son síntomas de “lucha o huida” cuando se produce un subidón de adrenalina (la hormona del estrés). También se observan durante los ataques de pánico. Son síntomas de que el sistema nervioso está en “alerta roja”.

Estudios similares también han demostrado que las personas con crisis funcionales son mucho más propensas a desarrollar miedo a salir solas a la calle, o a estar en lugares donde hay multitudes o donde escapar podría ser difícil. A menudo esto ocurre porque los pacientes temen la vergüenza o el alboroto que podría causar un ataque en esas situaciones.

Los pacientes con crisis funcionales también se sienten a veces preocupados por las consecuencias de un ataque. “¿Quizás después de uno de estos ataques no vuelva en mí?”, “Quizás quede discapacitado, o ‘fuera de control’ de alguna manera”.

A veces, el ataque funcional es la forma que tiene el cuerpo de “deshacerse” de las horribles sensaciones que se tienen durante la fase de advertencia. No es que te desmayes deliberadamente, pero el desmayo es la respuesta automática del cerebro que al menos pone fin a los síntomas de alerta. Cuando esto comienza a ocurrir, el cerebro establece y perpetúa este “habito” o “patrón” para eliminar estos síntomas desagradables.

Aprender a hacer algo con los síntomas de alerta…

Entonces, te preguntarás, ¿de qué sirve todo esto?

Si aprendes a reconocer los síntomas de alerta, aunque sólo duren unos segundos, es posible que, con el tiempo, aprendas a controlarlos lo suficiente como para evitar un ataque y recuperar el control de la situación.

¿Qué puede hacer para intentar intervenir cuando tenga síntomas de alerta?

1) No te alarmes – ¿Tienes pensamientos alarmantes cuando tienes estos síntomas?

Estos pueden ser algunos de los pensamientos que estás teniendo:

Hay respuestas a todas estas preguntas, que no son tan malas como piensas:

“¿Me haré daño?” – Posiblemente, los moratones y los golpes son habituales y, muy rara vez, los pacientes pueden romperse un hueso, aunque es muy poco frecuente. Los médicos que trabajan en este ámbito nunca tienen pacientes con lesiones potencialmente mortales. Una parte de tu cerebro es consciente durante el ataque, pero no puedes recordarlo después. No obstante, esto no puede garantizarse y, en particular, un número muy reducido de pacientes parecen “autolesionarse” durante los ataques sin darse cuenta.

“¿me estoy ‘volviendo loco’?” – No, estás perdiendo el control temporalmente, pero no te estás volviendo loco.

“¿Será muy vergonzoso?” – Quizás un poco, pero ¿merece la pena evitar todas las cosas que te gustan por eso?

“¿Es epilepsia?” – No. Estas convulsiones no se deben a epilepsia. Si no estás seguro, pregúntale a tu médico.

“¿Podría morir durante un ataque?” – NO, esto nunca ha ocurrido.

2) Intente distraerte

Los síntomas de alarma pueden “invadirte” y puede resultar difícil concentrarse en otra cosa, pero inténtalo. En los segundos previos a un ataque, las sensaciones físicas pueden desbordar tus pensamientos.

Si aprendes a concentrarte en otra cosa o cambiar el foco de atención, puede ser muy útil para abortar el ataque. Por ejemplo:

Este es el tipo de técnicas que un psicólogo puede ayudarte a aprender. También se utilizan para ayudar a las personas a superar los ataques de pánico. Recuerda que los ataques de pánico y las crisis disociativas no son lo mismo. Pero sus mecanismos tienen mucho en común y pueden beneficiarse de tratamientos o abordajes similares.

Otra técnica desarrollada por investigadores de Sheffield específicamente para pacientes con ataques disociativos se llama Sensory Grounding

Técnicas de Sensory Grounding. Figura cortesía de Stephanie Howlett y Markus Reuber, Universidad de Sheffield

Lee más información sobre los ataques de pánico.

Aquí tienes un vídeo de la Dra. Courtney Raspin en el que se describen las técnicas de Sensory Grounding.

3) Conseguir que otras personas se calmen

Uno de los problemas puede ser que, cuando sufres un ataque, las personas que te rodean se alarmen en exceso. A ellos también les puede venir bien leer este sitio web. Aunque no recuerdes el ataque, una parte de ti es consciente durante el ataque. Si las personas que te rodean están alteradas o nerviosas, esto te hará empeorar.

Las personas que te rodean deben: mantener la calma, apoyarte, asegurarse de que tienes espacio a tu alrededor, no ponerte nada en la boca, esperar a que el ataque se calme y animarte a levantarte después. Incluso es posible que puedas seguir haciendo lo que hacías antes, en el trabajo o en la universidad, por ejemplo.

Algunas cosas que indican que estás progresando con estas técnicas son:

  1. Empiezas a tener más alertas. A menudo, cuando las crisis comienzan, existen síntomas de aviso, pero a medida que se perpetúan y empeoran, las advertencias pueden hacerse más cortas y breves hasta que desaparecen por completo. Muchas veces son los familiares o amigos los que pueden notar que la persona se queda un poco en blanco o que está inusualmente cansada de antemano. A medida que se entrena y se aprende más sobre los ataques, es posible darse cuenta de la fase de advertencia que antes se desconocía. Y así poder intervenir.
  2. Reconocerás los síntomas de advertencia, pero te alarmarás menos. Comprender el diagnóstico, entender qué es la disociación y qué son los síntomas de “lucha o huida” puede tener el efecto de reducir la alarma general ante la situación cuando ésta se produce.
  3. Tus síntomas de alarma se alargan. Este es uno de los objetivos del tratamiento. Cuanto más tiempo puedas tolerar los síntomas de alerta sin que llegue el desmayo, más cerca estarás de controlarlos.
  4. Empiezas a abortar algunos de los episodios. Si aprendes a distraerte o a alarmarte menos por los síntomas, puedes descubrir que sólo tienes el síntoma de alerta y no el desmayo. Si puedes empezar a hacer esto, sin duda estás progresando.
  5. Tienes un ataque en el que permaneces consciente durante todo el tiempo. Esto puede asustar a los pacientes, puesto que antes solían estar inconscientes o amnésicos durante un ataque. Pero si esto te ocurre, esto demuestra que estás empezando a ser más consciente de los episodios y es un paso en la dirección correcta.

“Pero no sé qué desencadena mis convulsiones …”

Los pacientes con crisis disociativas a menudo se sienten desconcertados por la naturaleza aparentemente aleatoria de sus ataques. A menudo son completamente aleatorios, pero a veces son menos aleatorios de lo que podría pensarse.

Las situaciones más comunes en las que se producen los ataques disociativos son:

Cuando uno se siente realmente estresado, por ejemplo, al tener una discusión o ir deprisa a algún sitio, el cerebro suele estar demasiado distraído para que el ataque tome el control. Por eso los ataques disociativos no suelen ocurrir cuando la gente está realmente estresada u centrada en otra cosa.

Hay más ideas en este folleto elaborado por el profesor Markus Reuber, neurólogo de Sheffield y experto en TNF.